Como es habitual, y a pesar de las nuevas fuerzas que complican la táctica, la apelación al voto «útil» nuevamente se ha hecho patente en las campaña de las elecciones al Congreso y Senado españoles. El caso es que realmente mucha gente desconoce los peligros de esta opción, y las dificultades que entraña.
Para comenzar, una definición del concepto: hablo del voto “estratégico» que consiste en optar por una formación que no sería tu primera opción, para que la acumulación de voto logre desbancar a otra.
En este momento parece mucho más que obvio que el bipartidismo español ha decrecido. De hecho la campaña, desde hace muchos años polarizada hacia las dos opciones mayoritarias (PP/PSOE), aunque naturalmente dejándose muchas otras por el camino, se ha abierto a un total de cuatro opciones de ámbito estatal (PP/PSOE/Podemos/Ciudadanos). Pero la circunscripción para estas elecciones no es estatal, es provincial, y las fuerzas con previsiones de alcanzar los números necesarios para obtener representación en el Congreso son muy variadas dependiendo de la provincia en cuestión. Por ejemplo en Nafarroa, Gipuzkoa, Araba y Bizkaia incluso una de las cuatro fuerzas antes mencionadas (Ciudadanos) previsiblemente queda fuera de juego.
Por ejemplo a una fuerza como EH Bildu, que obtendrá grandes resultados en las circunscripciones a las que se presenta, le habría resultado relativamente sencillo apelar al voto “útil”, a ese voto “estratégico”. Pero, valoraciones éticas aparte, realmente considero que el voto realmente útil es el que se hace en base a tus principios y al proyecto que confíes en que puede acercarte más a tus metas sociopolíticas. Debido a ello, mi simplista reflexión al aire para la jornada de hoy es: voto “útil”, caca.